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TIG, MAG, MIG - Por qué la extracción es siempre importante


Tres procesos de soldadura, muchas aplicaciones diferentes y, por tanto, muchos peligros distintos. Puesto que no todos los humos de soldadura son iguales y los procesos presentan diferencias específicas, este resumen pretende mostrar la importancia de una extracción adecuada:

Soldadura TIG
La soldadura TIG suele considerarse un proceso de soldadura "limpio". No es de extrañar, porque a diferencia de la soldadura MIG y MAG, produce muchas menos emisiones, pero esto no significa que no siga planteando peligros. En determinadas circunstancias, por ejemplo, puede liberarse radiactividad y formarse ozono. TRGS 528 también clasifica la soldadura TIG en el grupo de baja emisión, razón por la cual la extracción de humos de soldadura cerca de la fuente suele ser suficiente. La soldadura del aluminio produce ozono, que se forma al reflejar la radiación UV incluso a cierta distancia del punto de soldadura. De hecho, el escaso desarrollo del humo favorece la propagación aquí. Lo bueno es que el ozono puede captarse fácilmente con un sistema de extracción puntual. En la soldadura TIG se suelen utilizar electrodos de tungsteno sin óxido de torio. La razón es que el óxido de torio produce radiación radiactiva. Aunque no se suele superar el límite anual, pueden producirse daños en huesos y órganos. Si no es técnicamente posible soldar sin óxido de torio, es obligatorio utilizar un dispositivo de filtrado de clase W3 probado por la IFA.
Soldadura MAG
La soldadura con gas activo metálico (MAG) es uno de los procesos con mayores índices de emisión de humos de soldadura. En consecuencia, durante este proceso de soldadura se producen muchas sustancias peligrosas. Uno de los gases activos más comunes es el dióxido de carbono, que produce monóxido de carbono durante el proceso, además del humo de soldadura, formado principalmente por óxido de hierro. Bloquea el transporte de oxígeno en el organismo y provoca deficiencia de oxígeno en los tejidos, mareos o dolores de cabeza. Una exposición elevada puede incluso provocar una parada cardiaca. La soldadura MAG con gas mixto normalmente consiste en gran parte de argón e incluso es adecuada para soldar acero al cromo-níquel. Esto libera compuestos de cromo (VI) y óxido de níquel, que se ha demostrado que son cancerígenos, por lo que es obligatoria la extracción con un dispositivo de filtrado de clase W3 probado por la IFA. Las sustancias tóxicas como el óxido de manganeso también son un peligro, ya que pueden irritar las vías respiratorias y dañar el sistema nervioso en concentraciones elevadas. En general, a medida que aumenta la tensión del arco y la velocidad de avance del hilo, también lo hacen las emisiones contaminantes. La cantidad de humos de soldadura es comparable a la de la soldadura por arco con electrodos de varilla revestidos y puede clasificarse como alta. Por lo tanto, no es de extrañar que en estos procesos de soldadura se deba utilizar un sistema de extracción para que los humos de soldadura se capturen en el punto de origen si es posible, de modo que ni siquiera lleguen a la zona de respiración o al aire ambiente. 
Soldadura MIG 
 Aunque la soldadura con gas inerte metálico (MIG) libera menos emisiones que la soldadura MAG, la exposición al gas genera otras sustancias peligrosas de alto riesgo. También se trata de un proceso de soldadura por arco en el que el hilo de soldadura sirve como electrodo conductor de corriente, pero también como aditivo. Cabe señalar que el 95% de las sustancias peligrosas suelen generarse a partir del material de aportación durante la soldadura. La soldadura de materiales de aluminio es especialmente peligrosa, ya que libera óxido de aluminio, clasificado como nocivo para los pulmones. En este caso, lo decisivo para las consecuencias para la salud no es tanto la duración como la intensidad. El peligro del ozono tampoco es desdeñable en materiales como el aluminio y el acero inoxidable, ya que se produce incluso diez veces más ozono que con la soldadura TIG. Si se utilizan aleaciones de níquel como aditivo, los humos de soldadura se componen de hasta un 87% de óxido de níquel, que está clasificado como cancerígeno. Si las aleaciones también contienen cobre, no sólo se liberan mayores cantidades de humos de soldadura, sino también óxido de cobre, que puede provocar fiebre metalúrgica debido a su toxicidad. Lógicamente, a pesar de las menores emisiones, también en este caso es indispensable un sistema de extracción puntual con la certificación adecuada. Dependiendo del material y del aditivo utilizado, deberán tomarse medidas adicionales de ventilación.